¿Hay futuro en las retrocesiones?
¿Ha invertido usted alguna vez en un fondo de inversión?
¿Sabe a dónde va a parar su dinero? ¿Y a qué se destinan las comisiones? Se lo explicamos a continuación.
Cuando un inversor se suscribe a un fondo de inversión, paga unas comisiones, para pagar el trabajo de unos gestores profesionales, que inviertan y manejen su dinero. Bien, pues esto no es del todo cierto. Del total de comisiones que se pagan, en media el 65,3% (según datos de la CNMV), se “devuelve” desde ese fondo a la entidad que se lo ha “vendido”, es decir, a la sucursal, asesor, Eafi… Es decir, se “premia” monetariamente más a quien ha conseguido venderle el producto que a aquel encargado de obtener una buena rentabilidad con su dinero. Es lo que se conoce como retrocesión o ‘rebate’ en inglés. En el fondo es un cobro que se hace “por detrás”. El "mejor" fondo
En un primer momento, con esta práctica se pretendía incentivar la colocación de fondos de inversión en vez de otros productos alternativos, pero ha terminado desvirtuándose, con lo que los asesores no buscan el mejor fondo para cada cliente, sino el que más retrocesiones les otorga. Esto, lógicamente, ha provocado que la competición entre las gestoras se centre en estas retrocesiones (las hay que conceden más del 90% de la comisión). Mención aparte merecen las gestoras pertenecientes a grupos bancarios, que sólo venden los fondos de su marca, salvo a sus clientes de grandes patrimonios, a los que sí colocan fondos de terceros para sacar la retrocesión. Lo normal es que la compra de fondos se lleve a cabo a través de unas plataformas de fondos -Allfunds, Inversis, Tressis o Renta 4- cuyo servicio consiste en poner los productos a disposición de Eafis y bancos privados, quedándose también por ello con una buena parte del pastel. Es cierto que hay gestoras independientes que no entran en este juego de comisiones, por lo que los clientes que quieren suscribirse tienen que ir directamente a la propia compañía para contratar sus productos. Es lo que hace, por ejemplo, Bestinver. Nueva normativa europea
¿Por qué esto es noticia ahora? Porque con la entrada en vigor de una nueva normativa europea (MiFID 2), se va a obligar a los asesores a declararse dependientes o independientes: los que se declaren dependientes tendrán que informar de esa dependencia de los 'rebates' de una sola gestora a sus clientes y de que por eso les colocan sus fondos. En cambio, los independientes no podrán recibir 'rebates' y, en consecuencia, tendrán que cobrar a sus clientes por el asesoramiento; esto va a suponer un cambio cultural en el sector financiero español como no ha habido antes, y va a traer consigo grandes incertidumbres. Es importante destacar que los bancos van a quedar al margen de esta normativa y podrán seguir cobrando retrocesiones, lo que les otorgará una ventaja competitiva frente a los asesores independientes. Todo esto ha conseguido que los principales grupos financieros españoles saquen las hachas de guerra, conociendo que los clientes en este país son reticentes a pagar por el asesoramiento, con lo que habrá un enorme problema: cómo pagar a sus redes comerciales. Por ello, están advirtiendo a las autoridades (CNMV), de los perjuicios que se derivarán de esta situación, con el fin de que apliquen la nueva norma "adaptada a la realidad española". Opiniones sobre la nueva regulación
Diversas opiniones de diferentes presidentes y gestores relevantes del sector financiero muestran que no hay un consenso claro sobre este tema. En el reciente “Encuentro Nacional de Inversión Colectiva” organizado por la APD, Deloitte e Inverco, Asunción Ortega, presidenta de la gestora de La Caixa, aseguraba que este modelo en el Reino Unido ha conseguido que los inversores con un patrimonio inferior a 50.000 libras se queden sin asesoramiento. Resulta que en España la inversión media en fondos es solamente de 30.000 euros. "Sería una pena que se expulse a los pequeños inversores del asesoramiento", comentaba, porque según ella, de las oficinas bancarias reciben asesoramiento personalizado y no la colocación de los productos que tocan en cada momento. Hasta comentó que: “El modelo de asesoramiento en las redes bancarias que tenemos está funcionando muy bien”. Como comenta Eduardo Segovia en un reciente artículo de El Confidencial, comparten esta opinión los dos grandes bancos españoles, Santander y BBVA. Comentaba de Lázaro, consejero delegado de la gestora de fondos del Santander que el problema de la MiFID 2 es que se basa en un erróneo conocimiento del mercado, porque se basa en el modelo británico y no en el español, donde la comercialización se hace a través de la banca. Aún con ello, Megías sí admitió que la nueva norma "pondrá en valor el asesoramiento y evitará los conflictos de interés". Comenta en ese mismo artículo que Miguel Artola, director general de la gestora de Bankinter, fue de los pocos que se atrevió a decir que la transparencia que va a traer consigo esta nueva normativa es positiva, porque el cliente pagará por separado la gestión del fondo y el servicio de asesoramiento. Al final, supondrá que el cliente tendrá que asumir que paga por un servicio que hasta ahora pensaba que era gratis. Según él, el problema de la MiFID 2 es cultural: ahora los clientes ya pagan por la comercialización y el supuesto asesoramiento, sólo que no se enteran de ello. Por otro lado destaca que Rocío Eguiraun, consejera delegada de la gestora de Bankia, comentaba con respecto al tema cultural español, deberían dejar un margen para que los supervisores locales adapten la norma al modelo y a la tipología de cada mercado. La propia presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, tranquilizaba al sector dando a entender que será así: "La CNMV trabajará para que las características de nuestro sector se vean reflejadas adecuadamente en la trasposición de la norma europea".
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